Los 6 mejores consejos para el cuidado de las plantas

Hay muchas maneras de cuidar tus plantas para casas. Con la ayuda de nuestros expertos en plantas, hemos seleccionado los 6 mejores consejos para tener plantas sanas y felices:

1. Elige las plantas en función de la luz de tu espacio

¿Las plantas que te gustan son las que puedes tener? La luz disponible en tu espacio te ayudará a decidir. Comprueba la dirección de tus ventanas; las que están orientadas al sur dan luz brillante, las que están orientadas al este/oeste dan luz moderada y las que están orientadas al norte dan poca luz. La mayoría de las plantas de interior prefieren la luz solar brillante e indirecta.

Si el sol es intenso a través de tus ventanas, añade una bonita cortina transparente para difuminar la luz. Los cactus y algunas suculentas, como el aloe, pueden soportar la luz solar directa más intensa. No conviene sobreexponer ni subexponer ninguna planta. Necesitan la cantidad adecuada de luz para vivir.

2. Averigüe la compatibilidad de su planta

¿Es nuevo en la crianza de plantas? Una apretada agenda de trabajo, la vida social y el olvido general pueden llevar a un descuido involuntario de las plantas. No pasa nada. Algunas plantas pueden soportar ese tipo de estilo de vida. Un jetsetter como tú disfrutará de la resistencia de las suculentas de bajo mantenimiento, las plantas ZZ o las plantas serpiente, todas ellas bastante discretas, siempre que tengan suficiente luz (luz brillante y baja, respectivamente). Éstas deberían mantener su mejor aspecto cuando vuelvas de tu próximo viaje.

Si tienes más tiempo, puedes probar con algunas plantas de aire, orquídeas o helechos que llamen la atención. Como si se tratara de una niebla para la cara, una rociada extra de agua filtrada diariamente entre riegos mantiene los niveles de humedad agradables y equilibrados para estas delicadas plantas.

3. Menos (agua) es más

Es mejor no regar las plantas que regarlas en exceso. Demasiada agua puede provocar la putrefacción de las raíces. Abandona tu programa de riego y riega tu planta sólo cuando lo necesite. Comprueba primero la tierra para asegurarte de que está seca al menos a 5 cm de profundidad bajo la superficie. Si la tierra tiene un color oscuro, se siente húmeda y se pega a tu dedo, tu planta tiene suficiente agua para hacer lo suyo por ahora.

La frecuencia de riego también cambiará a lo largo del año. Las plantas necesitan menos agua en invierno, cuando su crecimiento es más lento, los días son más cortos y la luz solar es menos intensa. Si hace calor y la tierra se seca más rápido, pueden necesitar un poco más de agua. Las hojas marchitas o la tierra que parece arrancada de los lados de la maceta son signos de una planta sedienta.

Utiliza siempre agua tibia porque se absorbe mejor. Vierta el agua directamente sobre la tierra alrededor de la base de la planta, porque las plantas absorben el agua desde sus raíces. La única excepción son las epífitas, como las plantas de aire, que también necesitan agua en sus hojas.

Coloca un platillo debajo de tu maceta. Cuando riegues, deja que se empape durante unas horas y luego tira el agua que haya quedado en el platillo. Si no queda agua, vuelve a remojar la tierra.

4. Aumenta los niveles de humedad

Si te mantienes fiel al entorno natural de tu planta, ésta prosperará en el interior. La mayoría de las plantas tropicales, los helechos y las orquídeas prefieren un alto nivel de humedad y una luz indirecta de brillante a moderada. Rocíe estas plantas entre riegos con agua filtrada. Durante los meses secos del invierno, agrupar plantas similares ayuda a crear un microclima más húmedo. Un humidificador también puede ayudar y es estupendo para los humanos.

5. Una nota sobre la estabilidad

Mantenga el entorno de su planta lo más estable posible. Los cambios extremos pueden estresar a las plantas. Mantenga la temperatura entre 65 y 75 grados F. Evite colocar sus plantas cerca de radiadores, unidades de aire acondicionado y rejillas de ventilación de aire forzado, que pueden crear corrientes de aire caliente o frío.

6. Omitir el abono

Está bien omitir el fertilizante. Demasiado fertilizante puede hacer más daño que bien. Las plantas de interior no suelen necesitar abono con tanta frecuencia como las de exterior. Si decide fertilizar su planta, es mejor hacerlo durante la temporada de crecimiento (desde principios de primavera hasta principios de otoño) y seguir la regla general: «menos es más». La mayoría de los fertilizantes comprados en tiendas deben diluirse en agua antes de usarlos.

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